martes, 4 de noviembre de 2014

¡Malditos roedores!

MALDITOS ROEDORES

¡Ay! Que, yo pa' mi, que esto no tiene nada que ver con ratas, ni corrupción ni ningún otro tipo de roedores, pero me vuelve loca esta frase tan tonta.

Cuando empiezo a escribir esto es 30 de octubre,cuándo acabaré ya es otra historia, pero es importante la fecha para entender mi estado de ánimo. 
No recuerdo los años que llevo protestando sobre Halloween (en serio, que no me acuerdo, que no es una frase hecha) He puesto en entredicho la fiesta de marras con todos los argumentos habidos y por haber. Que si no es una fiesta nuestra, que si menuda yanquilanada, que ya tenemos nuestras propias tradiciones, que esto no es más que una gran campaña de marketing para que nos gastemos las perras en tontos disfraces... De to´, yo he dicho de to´. Y lo he dicho como si nosotros hubiéramos inventado la Navidad, como si los yanquis no hubieran hecho engordar y vestirse de rojo a un señor que da regalos a los niños (y que debe de usar turbo y por eso los entrega antes que los Reyes Magos), como si yo fuese una fervorosa seguidora de las tradiciones populares.

Y va pasando la vida. Una se va haciendo mayor, muy mayor, y severa, muy severa. Esa coraza, que cada día que pasa se ve endureciendo más y más, y más que nada, por necesidad, porque por el mínimo rasguño se va escapando parte del corazón derretío (Buaf, menuda cursilada acabo de escribir, si no fuera por lo mayor que soy, diría que estoy ovulando)

Y, en plena fase sensiblona, llega Ojosnegros poniendo, precisamente, ojitos. 

Y, juro Sr. Juez, que yo no quería. No sé qué pasó, no lo recuerdo. A mí nadie me avisó. Eso son cosas de mi marido... (¿Qué pasa? me han dicho que en la Facultad de Derecho esto lo dan en 1º de Descargos) Sólo recuerdo que, de pronto, estaba en un supermercado comprando chuches como si no hubiera un mañana. Yo no pensaba en un par de niños comiendo golosinas, yo imaginaba doscientos preadolescentes, en pleno mono de azúcar, invadiendo mi casa. Y no era suficiente. Acabé comprando máscaras,velas, ¡CALABAZAS! Empecé a creer que todo esto de Halloween igual tiene su razón de ser y a mi me estaba poseyendo un espíritu halloweenero y de los mas fuertes. 

El resto de lo que sucedió en las siguientes 24 horas mejor no lo cuento, más que nada por vergüenza... Aún quedan caramelos y chuches en casa, y hace días que dejó de ser octubre.

Pero analicemos la situación. O dicho de otra manera, voy a ir buscando una buena justificación para no parecer una malquedá (Nota Mía: Malquedá, andalucismo, o lo que sea, de mal quedada, que queda mal, eah)

Seamos sinceros, nos va la fiesta y si no nos la dan, nos la inventamos.  No seremos muy creyentes, vale, pero honramos como se merece a la Virgen del pueblo de nuestros ancestros, faltaría más. Porque la Virgen del pueblo nos da alegría, le brindamos a ella la fiesta pero el vino nos lo bebemos nosotros, y luego ella nos da amigos a los que queremos mucho y nunca olvidaremos, hasta pasada la resaca.

Que hay mucho marketing de por medio. Por supuesto. Pero es que, con lo egoístas que somos algunos, o nos obligan a hacer regalos en Navidad o tenemos menos detalles que una fregona.

Y que el día a día nos come. No nos damos cuenta y vamos posponiendo la diversión para mañana, que hoy tengo muchas cosas que hacer. Y si un día hay que comer caramelos, ver pelis de ¿miedo? y hacer el tonto más allá de lo habitual, pues se hace. 


lunes, 13 de octubre de 2014

Eh, bola.

No lo entiendo. Me dijeron no se qué de una bola y mira la que se ha liado.

No se muy bien qué ha pasado. La gente está muy enfadada conmigo, y yo, no he hecho nada, sólo estaba allí.

Antes de nada, me presentaré. Me llamo Arnia de la Muerte y Alomar. Yo fui una niña de bien, ahora soy una cincuentona que, por esas casualidades de la vida, he acabado siendo ministra de las medicinas de un lejano reino.

Conocí a mi marido en la Universidad. Bueno, ahora estamos legalmente separados, o divorciados ¿yo qué se? Pero Dios sabe que ante sus ojos, y los de nuestros hijos, siempre seremos un modélico matrimonio católico.

Mi marido es un hombre de negocios metido en política, o un político metido en negocios, ¿y yo qué se?  Siempre ha sido un hombre muy bueno con la familia. Nos mantiene muy bien (diría que somos ricos pero queda un poco ordinario). Le gustan los coches caros pero a mi no me importa que se de esos caprichos porque también nos concede los nuestros. Es tan bueno...

Aunque tengo varios hijos, más de dos, me aburría mucho en casa. Entre la tata que cuida de los niños y el servicio que se encarga de todo, no tenía mucho que hacer. Pero mi marido, que es tan bueno, me buscó trabajo. Creo que le debían favores o algo así, el caso es que me metió en su partido, ¿o era su negocio? ¿Yo qué se?

Mi marido tuvo que apartarse un poco de sus negocios ¿o de la política?, no se. Algo de unos funcionarios que se metían mucho en sus cosas. El caso es que, en agradecimiento a su trabajo acabaron por darme un puesto en el gobierno de mi país.

El día del sorteo de ministerios, a mi me tocó el de las medicinas, pues como podría haberme tocado el de industria o el de defensa, da lo mismo.

Todo iba yendo más o menos bien. Yo leía en público lo que me decían que leyera, firmaba lo que me decían que firmara y ya está. Mi jefe quería vender los hospitales porque necesitamos más dinero (hay empresarios que tienen más que nosotros, jolín) La gente se puso a protestar como loca. Y no lo entiendo. Como lo de vender los hospitales no funcionaba, mi jefe me dijo que me daba menos dinero para los hospitales y las medicinas. Bueno, las medicinas que se pague cada unos alas pastillas que necesite, a ver si no van a tener para aspirinas con lo que me han dicho mis compañeros que cobra la gente. Y el dinero para hospitales, pues se gasta menos y asunto solucionado. Es verdad que mucha gente se queja, pero como hay mucha que no lo hace, pues tendrán razón ¿no?

Pues hace unos meses nos reunimos, como hacemos cada semana, los colegas. El jefe nos pregunta si tenemos algún negocio que apañar y cosas así. En esa reunión alguien comentó que tenía una idea para que la gente no se metiera tanto conmigo. Resulta que hay una epidemia por África de una enfermedad muy, muy mala. Como parece ser que sólo afecta en África, las farmacéuticas pasan de hacer medicinas porque dicen que luego, con lo de las ayudas humanitarias, nadie les paga las medicinas. Además, con quienes iban a investigar si no. Pues eso. Que en Estados Unidos ya estaban repatriando a cooperantes infectados. El jefe quedó entusiasmado con la idea. Nos traemos a nuestro país a un enfermo, el primero de nuestro continente, lo curamos y luego nos vanagloriamos de lo fabulosas que son nuestras medicinas y yo. La verdad es que algún acierto no me vendría mal, que la gente me critica mucho y no entiendo el motivo.

Estuvimos buscando algún contagiado que quisiera prestarse a la función pero no hubo manera. Debe ser porque es verdad que esta enfermedad tampoco debe ser tan fácil de contagiar.

Por fin encontramos un cura contagiado. Al principio no quería venir. Desagradecido, decía que con lo que costaba el billete de avión que compráramos medicinas y las mandáramos a Africa. Si, claro. Pagar medicinas, y así, sin ganar votos a cambio. La Iglesia decía que no tenía dinero para hacer el traslado. ¡Qué tontería! Si es por la Iglesia, lo que sea. Pero el cura seguía diciendo que mandáramos medicinas y más cosas. Menos mal que el cura, que ya tenía sus años, acabó muy enfermo, perdiendo la consciencia y sin capacidad para negarse. Sus jefes, por un módico precio, se prestaron a la función.

Mis compis de trabajo se ocuparon de todo. Montaron una escenografía muy buena, con aviones, ambulancias, sirenas... ¡Hecho!

Ya éramos el primer país de nuestro continente en traernos un enfermo. Pero claro, era evidente que el cura no iba a durar mucho, estaba súper, súper enfermo, y se murió.

Intentamos buscar otro para poder decir que lo habíamos curado nosotros, que somos muy buenos, pero también se nos murió.

Como no había manera de encontrar un enfermo joven y que no estuviera a punto de morir, mis colegas dijeron que era mejor buscar otra cosa. Es que dice mi jefe que, el año que viene, la gente decidirá si lo que hemos hecho les ha gustado o no y que por eso nos lleváremos más o menos dinero. Yo dije que por qué no mirábamos lo que les dijimos que íbamos a hacer hace cuatro años y que la gente nos votará porque somos muy buenos. No se por qué se echaron a reír y me dieron una aspirina (decían que seguro que  me dolía mucho la cabeza porque había pensado. No lo entiendo.

Pues en esa estaban, buscando un foco de atención agradable para buscar los votos, cuando de pronto empieza una mujer a llamar diciendo que no se encuentra bien. Evidentemente, seguro de es una hipocondriaca o alguien que le gusta llamar la atención. Ya podría conformarse con una exclusiva en la tele por haber visto a los enfermos, pero no, ella tenía que decir que se encontraba mal. No lo entiendo.

Pues se ha montado un numerito que no lo entiendo. Mi jefe se ha enfadado conmigo. Él no lo dice, pero le veo la cara y le oigo gruñir. ¡Jolín! Si yo no he hecho nada. Encima ha puesto a la monja vieja a hacer como que me manda. Sor Aya de la Virgensanta no es que se entere más que yo pero hay que reconocer que habla muy bien. Es como la profe cuando enseña a los niños. Tiene esa mirada avispada como de alguien sorprendido. Y no es que ella no se sorprenda, es que, como yo, tampoco se da cuenta de nada. Pero como tiene tamaño llavero, al jefe le gusta llevarla por ahí.

Ahora dicen que me van a cambiar de trabajo. ¡Qué pena que se acaben las reuniones semanales con mis amiguitos!

Mi marido, tan bueno él, me ha dicho que me están preparando un despacho súper fashion en un sitio muy bueno y que seguiré teniendo muchas reuniones con mis amigos, con estos y con otros más, y que de el sueldo no debemos preocuparnos. Perdón por haber caído otra vez en la ordinariez de hablar de dinero pero, no se por qué, parece que a la gente le importa. Dice mi marido que por eso no te tenemos que preocuparnos. ¡Qué cielo! Nunca lo he hecho, ni sabría.

Así que, ciudadanos, si leéis esto, no os preocupéis por mi. Aunque en algún momento os pueda parecer compungida, tranquilos, no me entero de nada.

jueves, 29 de mayo de 2014

Guardia de modales

Amos, anda. Que no me fastidien. Lo de ir haciéndose mayor tiene su puntillo. Vale, admito que también algún que otro inconveniente pero, partiendo de la base de que lo jodío es no envejecer, pues eso, a aguantarse con los achaques que van comenzando a aparecer y a aprender e convivir como si fueran colegas de toa la vida.
Y yo no se sí todo el mundo irá “creciendo" de la misma forma pero, al menos yo, intentó ir aprendiendo, aunque tampoco tengo nada claro el qué, de la vida (o lo que sea)
Claro que todas quisiéramos llegar a ser como Jane Fonda que después del aerobic nos vende cremas para las arrugas (y no contra ellas). Y la Preysler... El día menos pensado parecerá más joven que sus hijas, y su curro que le dedica la mujer a su aspecto, mi más sincera enhorabuena a usted y a todo su equipo. No, no menciono a Angelina Jolie simplemente porque ella no es mayor que tú ni que yo. Digamos que Angelina tiene masmenos la misma edad, año arriba año abajo. Lo suyo tiene truco, o envidia, ya lo decidiré. Por cierto, en caso de tíos bien puede sustituirse los nombres por Paul Newman, George Clooney o Bratt Pitt, por ejemplo.
Pero seamos sinceros, si ya a los 20 no tenías nada que ver con las niñas de Mónaco (repito, pon el nombre que quieras) con los cuarenta-cincuentatantos... pues va ser que no. Casi mejor te vas fijando en las pintas de los que siempre han sido mayores para ti. Porque yo estuve negando durante muchísimos años que Paul Newman era viejo, de hecho, creo que sigo sin creérmelo. Pero Alfredo Landa siempre fue mayor. Mayor pero con mucha clase. El Paco o el Pepe de toda la vida. Pues como tu padre, que siempre fue mayor, muy mayor. También me ocurren pensamientos de estos tan raros con personajes estrambóticos como la Esteban.  Que yo pá mi que la saco alguna que otra añada pero ella, incluso antes de empezar a ahorrarse dinero en malos cirujanos, ya me parecía mayor que yo.
Y hay otra importante cuestión ¿Por qué?
Hay gente que ves cada 15 años y, oye, que están igual. En cambio, hay gente que consigue que te des cuenta que, si para ellos han pasado los años, tu no has encontrado el Santo Grial precisamente...
Ya me doy cuenta que el cariño hace mucho, ya. Que es precisamente la gente a la que quieres mucho la que te parece que igual han hecho un pequeño acuerdo con el diablo. L resto, que cualquier sicólogo o aficionado (o Bucay) le den las vueltas que quieran que a mi me importa un güevo (si, con g).
Y eso es otra de las cosas que te dan los años, quede muchas tonterías ya te la traen al pairo. Tienes 20 tacos y te importa lo que la gente piense de ti. Que no quiere decir que te importe la gente, pero si lo que opinen. Si además lo dicen, te vuelcas en todas las opiniones sean lo más positivas posibles. A los tatantos ya has tenido tiempo de sobra para aprender que no siempre te va a gustar lo que los demás piensen u opinen, empieza a no importante y has empezado a aprender a ser persona. A partir de los cuarentatantos ya eres tú ( o deberías). Ya has visto y vivido muchas cosas en la vida y esto es lo que eres. No es que el carácter se acentúe, es que pasas de ciertas “formalidades"   Has aprendido a alejarte de los malos rollos. Pá lo que te queda en el convento... No, no te cagas dentro, con perdón, es que buscas disfrutar de lo que hay.
No eres Bill Gates ni te va a tocar la loto. Busca disfrutar. Está claro, el que no curra, quiere trabajo. También podrían aprovechar esa mala leche que sólo la edad es capaz de proporcionarnos. Yo no diría que nos hicieran polis (con todos mis respetos sr. Madero, Pitufín o Picoletoloqueustediga y, si es menester, yo me bajo los pantalones o lo que haga falta), pero ¿y una especie de guardia de los modales?
Imagina que al cumplir cierta edad, lo mismo ue te dicen que te hagas una mamografía, o un exámen de próstata, te hicieran un test de mala hostia. Que lo superas, plaquita al canto y guardia de modales. Esto no se trata de levantarte cada día, ponerte un uniforme y tirarte ocho horas al día apatrullando la ciudad, haga frío, calor o caigan los chuzos de punta. Eso se lo dejo al Sr. Madero, Pitufín o Picoletoloqueustediga. No. Esto se trata de que, de la que vas haciendo tu vida rutinaria, ná más detectas un “comportamiento inadecuado", puedas sacar tu plaquita de guardia de modales y actuar oportunamente. Pongamos ejemplos, que no todos lo van pillando. A ver, vas paseando tranquilamente y pasas por una parque o lo que sea que haya bancos donde la gente se pueda sentar. Hay un grupo niñatos hartándose a pipas y, evidente, no llevan un cacharrito/bolsita/periódico/revista y las cascaras van al mismo sitio donde solías ponerlas tú cuando te sentabas en ese banco con tus colegas. Si tienes memoria te acuerdas de que, de toa la vida, las cáscaras de pipas s'ha tirao al suelo. Pasas del tema y sigues tu camino. Pero si has perdido la memoria y nivel de mala leche está entre los niveles normales a tu edad, les sacas la plaquita de marras, les metes cuatro guantás y aparte de limpiar las pipas te retiran todos los chicles pegados bajo el banco. Es posible que llegues a recordar la antigüedad de esos chicles, pero te la pela y los chavales limpian el parque como jamás han limpiado su cuarto. Otro. Llega el buen tiempo. Abres las ventanas y ahí acabas, tirado delante de la tele, lo más cerca posible de la ventana. Y llega el imbécil de turno con la música a toa galleta. Pues tú, haciendo un esfuerzo que quizás sea inadecuado a tus circunstancias personales, te levantas y vas hacia la nevera. La plaquita obliga y eres capaz de trasguedir tus más sagrados principios, la moralidad lo es todo, eres capaz de haber hecho ese esfuerzo y en vez de arramplar con la Mahou, tu mano levanta una especie de tapa de plástico y coges un simple huevo crudo. Vuelves a dirigirte hacia esa ventana que te proporciona esa fantástica brisa primaveral y no para disfrutar de ella sino para, plaquita obliga, hacerle entender al idiota'l coche, y sin desgañitarte en el intento (recuerda, tus cuerdas vocales ya no son lo que eran) que su música puede no ser del gusto del vecindario y el volumen quizás no sea el apropiado. Nada que ver cuando, el otro día ná más, ibas por ahí con el coche viejo de tus padres y haciendo ya todo lo posible para llevar a tus cuerdas vocales a su estado actual y diciéndole al mundo, sacando la cabeza por la ventana del buga, que estabas loco por incordiar y que ibas a ser el enemigo disparando pan de higo. Claro que, si tienes memoria te acuerdas del último ticket del súper y mejor vuelves a guardar el huevo pá la tortilla de mañana.
Y un último ejemplo (si, ya acabo) No hay como ir de peatón para darte cuenta de lo burros que somos conduciendo. A ver, animal, que vas hablando con el móvil y casi m'has atropellao, y encimas me miras mal, como si de pronto yo me hubiera tele transportado a este paso de peatones. Como te saqué la plaquita te vas a enterar.
¿Qué te sacas la plaquita?

domingo, 11 de mayo de 2014

¡EUROVISION 2014!

Anoche fue el festival de Eurovisión. No, no tuve valor suficiente para verlo, digamos que mi nivel de masoquismo se queda en el primer tomo de las sombras de Grey, y leerlo ya fue una ardua tarea. Ya que no había manera de ver algo entretenido en la tele, pues pusimos las votaciones. Además, si un sábado por la noche pones un peliculon en la tele, verás buen cine pero tendrás muy poca o ninguna conversación con nadie que esté junto a ti. Lo dicho, a ver las votaciones, que dan mucho de sí.
Llegue a ver alguna canción, y digo bien. Porque escucharlas... va a ser que no es mi estilo. Ni siquiera las recuerdo. Pero el escenario era increíble. El premio se lo deberían llevar los responsables de esas escenografías. Muy, muy bien hecho.
Y empezaron las votaciones.
De entrada, es bastante alucinante como, ya no sólo el presentador, de cuyo nombre quisiera acordarme, sino que uno mismo, ya va acertando las puntuaciones. Sin haber oído las canciones ya se sabe entre que países se van a votar, y no falla casi nunca.
Este año se presentaba, por Austria, Conchita Nosequé. La tal Conchita es una tía barbuda pero que es un tío. Claro, esto, de entrada, ya da el cante, y nada mejor para un festival de canciones que dar el cante. Antes de empezar las votaciones ya pensé, esta o arrasa o la vota sólo su familia. Recuerdo, no había visto más que alguna de las últimas canciones, y sin oirlas. En cuanto comenzó a votar el primer país ya pensé que arrasaría, y así fue.
Bueno, terminó el festival y pusimos “Máximo riesgo”, una de las mejores pelis que hay para dormir.
Hoy me di cuenta que pensaba que igual Conchita ganó por los pelos (perdón por el chiste malo) así uque, antes de empezar a criticar sin saber de lo que hablo (algo bastante habitual, lamentablemente) decidí mirar en internet. Primero miré la actuación de la española. Pues bien, vale. Tampoco puedo decir mucho. No es mi estilo de música pero esto es Eurovisión. Una canción muy mona. Vista España, a ver la canción que ganó. Me quedé de piedra, se confirmó lo que no quería pensar. Ya sé, no es mi tipo de música, pero yo diría que la española, tanto la canción como la intérprete, eran bastante mejor que la canción ganadora, pero sin barba y sin decir que ha renacido como el Fénix. En un auténtico ataque de friquismo, decidí ver la que quedó en segundo puesto. Bueno, pues se acerca algo más a mis gustos musicales,  claro que yo siempre he sido muy yanqui en mis gustos musicales, pero esto era Eurovisión. Y, ya que estaba, a ver la tercera. Pues del mismo rollo que la española o la que ganó, pero más sosa aún.
No, ya no pude seguir viendo más. Puede que te parezca friki que me haya dado el puntazo de Eurovisión, pero tu sigues leyendo así que no critiques...

martes, 29 de abril de 2014

Malditas gafas

Era sábado por la mañana. Lo recuerdo perfectamente porque me desperté sin que tuviera que sonar ningún tipo de alarma. Claro que, ahora que ¿pienso?, igual era domingo o, ahora que acaba de pasar la Semana Santa, a lo mejor fue un día de fiesta. Casi mejor vuelvo a empezar.
Me desperté un día que no tenía que ir a currar. Como no tenía nada de prisa mis movimiento se volvieron catorce veces más lentos de lo habitual (cronómetro en mano). Como cada mañana, llegó el momento de lavarme el careto. Para quien no me conozca físicamente diré que yo no llevo gafas, es sólo que desde pequeña me plantaron sobre la nariz unos hierros que ponían delante de mis ojos sendos culos de botellas.  
Como no tenía prisa, y ya no pienso volver a mencionar por qué, me dediqué a ponerme crema en la cara, pero nada de un churrito esparcido a toda leche, no. Me puse la crema de la cara dándome un señor masaje facial (¡y que bien suena eso de “masaje facial"!) y además podía mirarme al espejo. Vamos, que sólo me ponía crema, no estaba, a la vez, terminando de preparar el desayuno o haciendo la cama, ni hablar. Sólo me ponía crema, y me miraba al espejo.  
Reconozco que, para la edad que tengo, tampoco estoy tan mal. Mucho meterme con los anuncios de cremas pero, parece ser que van haciendo su efecto, parece que en la cara no se me nota el envejecimiento tanto como en el resto del cuerpo ¿no?  Ni tan mal...
Y fue un acto reflejo. Ni lo pensé. Igual es que hacia tanto tiempo que no me miraba al espejo que estaba tratando de reconocerme, para recordarme. Y lo hice. De pronto, y mientras seguía mirándome al espejo, me puse las gafas. Por favor, los que me conozcáis, olvidad el párrafo anterior. Gracias 

lunes, 21 de abril de 2014

¡SACRILEGIO!

Manda narices que sea precisamente la tecnología la que me haya llevado al más puro ostracismo ante mi familia y me vea sicológicamente obligada a desahogarme contando mi vida, historias y lamentos en esta red de redes en la que uno puede llegar a sentir la soledad de la multitud (snif, snif). Todo empezó una tarde festiva y familiar. Como a todas las viejas, el tiempo acaba dándome la razón y la monarquía no es buena, no. Nunca es buena. Los RRMM le trajeron a Ojos Negros un mando para la wii muy bonito, de Disney, con princesitas y chorradas de esas que le gustan a la susodicha. El mando será muy mono, tó lo que tu quieras, pero una caca como una vaca. A falta de unos juegos reunidos Geyper como dios manda, había que echar mano de la wii. ¿Pues no va la mierda del mando y se rompe? Ahí estábamos Mi Bendito, Ojos Negros y El Chiquillo y de pronto va la niña y sentencia: - Lo siento abuela, sólo hay tres mandos. Vamos, que ni a echarlo a suertes, ni a los chinos ni a piedra, papel, tijera. Me había tocado y sólo me quedaban dos opciones. La primera era, como no, ponerme a patalear, lloriquear, decir que por qué yo… pero, no sé, me pareció que igual daba mucho el cante y que cuando una pretende ir de mujer mayor con dos dedos de frente y mucha sabiduría… pues no, no colaba. Mi otra opción también estaba clara. Ponerme a mirar cómo juegan y hablar, hablar como una descosida aprovechando que ellos están concentrados con las normas del juego. Y lo hice, vaya si lo hice. Primero fueron las miraditas, luego las insinuaciones del tipo “¿quién? que quién te escucha) y tras las miradas sentenciadoras decidí desahogarme con todos y con nadie en la soledad de la red de redes (es que el otro día en la tele estuve viendo un rato de la peli “Rey de Reyes” –la siesta fue de guiness- y me ha influenciado, cosas de la semana santa) Ahora que ¿pienso?, casi que parece que estoy poniendo una excusa por escribir en el blog, y no. Que esto es mi blog y escribo cuando quiero (otra influencia más, “it’s my party and I cry if I want to) El problema es tuyo si aún sigues leyendo, pero cuando quieras, mamá (que debe ser la única persona que a estas alturas sigue leyendo) y de forma privada, te paso los datos de mi psiquiatra. Aunque no lo parezca, tengo algo que contar. El título tiene mucho que ver con mis sentimientos cada vez que veo un anuncio en concreto. ¿Te imaginas un anuncio en el que saliera Jesús diciendo: “- Tal y como multipliqué los panes y los peces, así haré con vuestros ahorros y vuestras preferentes.” Pues no, lo habrían censurado nada más presentar la agencia de publicidad el título de la campaña. Impensable. Ahora enciende tu televisor, espera la siguiente tanda de anuncios y verás. También podría haber puesto un enlace directo con youtube, que seguro que tiene el video colgado pero soy muy vaga, yo sólo escribo, hacer virguerías con las aplicaciones informáticas no es lo mío. Para que lo busques, y por si todavía no se te han rasgado las vestiduras, estoy hablando del anuncio de un banco que utiliza la imagen de Bob Dylan. No tengo suficientes datos como para poder escribir nada coherente sobre este señor. Algunas de sus canciones me gustan mucho, muchísimo. Otras me aburren mucho, muchísimo. No entiendo muy bien por qué un tipo que se llama Zimmerman y va de “auténtico” acaba llamándose Bob Dylan, claro que mucho menos entenderé a su hijo que dice llamarse Jacob Dylan y que no quiere que se le relacione con su padre. No se, vale que tu cara sea una calcomanía de la de tu padre pero, igual, si en vez de Dylan te hicieras llamar Jacob Zimmerman, a lo mejor tardábamos tres segundos más en relacionarte con tu padre. De todas formas, son cosas que me importan bastante menos que poco. Pero Dylan es un mito, lo mires por dónde lo mires, lo es. Yo no es que sepa mucho inglés, más bien poquito, pero se distinguir alguna que otra frase de sus canciones, entiendo los mensajes. ¡Tío, Dylan tiene que ser un hippye! ¡Y sale en un anuncio de un banco! Y ahora yo dónde protesto. Porque estos que dicen que son mi familia siguen haciéndole más caso al party de la wii que a una servidora (a lo mejor es porque servir, lo que se dice servir, va a ser que no mucho) A lo que iba, lo de Dylan. Que eso es un sacrilegio. Ya me imagino que se habrán curado mucho en salud y no habrá ningún tipo de problema legal en le emisión de esas imágenes. Eso me hace estar aún más enfadada con el mundo. ¿Quiere eso decir que el señor Dylan, el auténtico Dylan, el que se cambió de religión por pura convicción, ese señor Dylan a permitido que ese anuncio pueda emitirse? Ya sólo me faltaba que alguien me dijera que, encima, el señor Zimmerman ha cobrado un pastón por vender su imagen de rebeldía juvenil a un banco. Noooooo, eso no puede ser verdad.