Y es que, un día, no recuerdo si fue hace un par de meses o más, yo vi algo sobre la profecía esa del 2012. Tampoco recuerdo si era un documental, o algo en una revista o un correo. No se, seguramente un pez se acordaría mejor que yo (he dicho pez, no interpretar “merluza”, gracias).
Está claro que eso que vi o leí (o vaya usted a saber qué) no hizo mucha mella en mí. Pero a la neurona le picó la curiosidad (y ya se sabe lo que le pasó al gato) Internet hizo el resto.
¡Dios bendito de las galaxias y resto de los universos desconocidos! Te metes en Internet y buscas cosas sobre la profecía del 2012 y, con perdón, ¡es la leche! En serio, creo que llegué hasta pensar en pedirme un año de excedencia y a vivir el añito que nos queda como un joven rockero.
Que si nos va a chocar un meteorito, que si nos van a invadir los extraterrestres, que si todos los males posibles que, curiosamente y por primera vez en la historia, ya han empezado…
Hay un momento en que tanto cataclismo casi que te llega a invadir. Te lo escriben todo tan bien escrito (evidente, no como otras…), con datos tan aplastantes… Vamos, que lo que yo tuve no fueron anginas, eran los ovarios empujando las amígdalas.
Me costó lo suyo calmar a la neurona. Casi empiezo a llamar a todos mis seres queridos para ir despidiéndome. Pero ocurrió lo que tenía que ocurrir. Contra todo pronóstico y teniéndolas todas en mi contra… PENSÉ.
A ver, voy por partes que me acelero y me pierdo. Por un lado, si la humanidad tiene tropecientos millones de años, lleva tropecientos millones de años, más uno, diciendo que se ve a acabar el mundo, y algún día acertarán, digo yo, pero justamente ahora… No, no vale.
Luego te dicen, en cualquier profecía apocalíptica que se precie, que uno de los síntomas de que ha comenzado el fin del mundo son las desgracias de las guerras, las enfermedades, la hambruna. Y claro, tú piensas en cómo tenemos el mundo ahora y ya ves. Tenemos tantas guerras que ya ni siquiera son noticias. Enfermedades, las tenemos hasta en conserva en los bancos esos de virus que hay por ahí, y si no, nos las inventamos. Date cuenta le que se ha montado con la gripe A, pues hasta que lleguemos a la Z ya tenemos pa distraernos. En un breve momento de sensatez me viene a la cabeza lo de las guerras púnicas. No, a ver, que no es que me las intente dar de lista y pretenda hacer creer a nadie que para mí la historia antigua no tiene ningún secreto, no. Lo que pasa que es verdad que me vino a la cabeza lo de las guerras púnicas. No tengo ni idea de cuando fueron, por qué o quienes. Me suena algo de los fenicios, pero como a quien le suenan las tripas. Lo que sí que recuerdo es que yo en el colegio, en clase de historia, estudié no se qué de las guerras púnicas. Así que, más de lo mismo. Que si siempre ha habido guerras y enfermedades y catástrofes, pues que tenga que ser ahora el fin del mundo, ya es mala pata.
Luego está lo del meteorito. Te dicen que siempre nos están chocando meteoritos, que incluso alguno que otro nos ha llegado a hacer pupita. Pero ¿cómo pretenden que hoy en día me crea que nos va a pegar un viaje un meteorito que nos va a mandar a todos a hacer encajes de bolillos, o más allá? Vamos, que digo yo que si se tiene que chocar contra nosotros en cosa de un añito, alguien lo habría visto ya acercarse ¿no? Ya no digo yo la NASA, la ESA o los chinos. Que hoy en día, a la gente que le gusta eso de mirar p’allá (no, los bizcos no, los aficionados a eso del espacio) tienen unos telescopios que le ven las espinillas a los marcianos adolescentes, como pa no ver un meteorito del tamaño de Arkansas (es un decir, es que me gusta como suena ese nombre)
Al final te sueltan (a lo mejor lo hacen pa tranquilizar a la peña y todo) que después de que un meteorito se haya cargado a prácticamente toda la población mundial, que si tú hubieras creído podrías haberte salvado, peazo de ser disfuncional, y cuando ya la vida en el planeta no sea posible de ninguna de las maneras conocidas, llegarán ellos. Los seres del más allá. Unos los llaman angelitos y crean iglesias (¡ahí va lo que he dicho!) Otros los llaman extraterrestres y hacen innumerables e interminables series de televisión.
Total, que con lo liada que va una en el día a día, como pa’ndarme con tonterías del fin del mundo y extraterrestres. Como si no tuviera nada mejor que hacer. ¿Esto? Bueno, mejor que andar por ahí agobiándose ¿no?