lunes, 19 de agosto de 2013

Un autobús

Señor conductor de la EMT de Palma de Mallorca que tal día como hoy, 19 de agosto de  2013, iba conduciendo la línea 25. Ese conductor que sobre las cinco de la tarde pasaba por la parada del centro Riu, destino Palma. Ese conductor que, viendo como una señora fondona llegaba corriendo a la parada con su nieta de ocho años haciéndole señas de que esperara, pensó que le estaban deseando una feliz Navidad. Ese conductor que, apenas a 10 metros, decidió cerrar la puerta y largarse, dejando a la señora fondona con su nieta en plena solatera, porque en esa parada... Ni un toldito, ni un arbolito, ni ná de ná. Nada capaz de dar sombra...


Muy mala baba es la que debes de tener pedazo de animal, y perdón a los animales. Me has visto, me has mirado, y has pasado totalmente de mi y de mi niña.  Y por tu culpa me he dado cuenta de que todas las veces que me han llamado bruja, mentían. Porque yo t'he echao un mal de ojos. Yo he pensado que "asín te se reventaran toas las ruedas que llevas en el bus, en medio la autopista  y a 54 grados a la sombra y que no funcione el aire de ese autobús que conduces prácticamente vacío"
Pues no funcionó, no vi ningún autobús tirado en medio de la carretera esperando la grúa, el mecánico o a la madre que los parió a todos.
Pues eso, y yo creyéndome una bruja...
Vale, esto te ocurre un 27 de octubre, con una temperatura de 19 grados, humedad del 42% y un biruji de esos que te quita toda la pereza y hasta lo agradeces. Que mientras esperas el siguiente bus vas a los columpios o simplemente le dedicas diez minutos a la vida contemplativa, pero a treinta y muchos grados (aquí da igual si es a la sombra o al sol). Una pena que fuese conductor y no conductora, le hubiera echado otro mal de ojo: “así tenga un parto múltiple en pleno agosto y que no se hubiera inventado la epidural"

Ahora que me acuerdo, hoy es lunes, jodido lunes de agosto y no estoy de vacaciones. Esta mañana me desperté muy cabreada. Sí, mucho. ¿Mala leche , hormonal? No lo se y, además, no me importa, pero ni mala leche ni hormonal. Mi cabreo era premonitorio. 

lunes, 5 de agosto de 2013

Anoder uan jot samer

Otro caluroso verano. Y yo que vuelvo a encerrarme en mí misma o, dicho de otra forma, que con la que está cayendo, me faltan agallas pá'intentar salir de mi cuarto, el único de la casa con aire acondicionado. Y me harto de tó. Que me aburre la tele, que me aburren los juegos, que me lloriquean los ojos después de leer mucho. Así que, cansada ya de tocarme los pies y de rascarme el ombligo a dos manos, me seguí encerrando en mi misma y la neurona llegó a tal punto de stress que, o me ponía a escribir o la neurona estallaba. Surgió el instinto de supervivencia y me puse a escribir. Casi que no me acordaba de como se hacía pero, después de cogerle prestadas a Ojos negros sus cartillas Rubio y, tras darles un buen repaso... Como montar en bici, tú.
Ay, Ojos negros... Mi nenita va creciendo, su raciocinio también y, últimamente, me está pegando unos cortes bastante vergonzosos.
Hace unos meses, una fabulosa compañera de trabajo, dándose cuenta que el pelo liso me daba, al menos, aspecto de peinada, se ofreció a regalarme a mí, su pelota colega del curro, una plancha de pelo. Ahora plancho mi pelo más que a las camisas de mi bendito. En esas estaba liada hace unos días, planchándome el pelo delante del espejo del baño. Porque es en el baño donde uno se peina y se acicala, ¿no?
Pues iba yo saliendo del baño con un humor tan caldeado como el verano (vaya comparación evidente, pero no doy pá más) cuando entré en mi dormitorio para refrescarme un poco y así evitar que el pelo se me volviese a mojar, pero esta vez con mi sudor (¡Puag, qué asco!). Al entrar me encuentro a Ojos negros repantingá en mi cama, viendo la tele y disfrutando del fresquito. Algo de atención debió de prestarme porque me preguntó el motivo de mi enfado. Cuando se lo conté y me tiré diez minutos protestando del calor excesivo del baño, me miró, señaló el horrendo espejo de una puerta del armario, los enchufes, la mesita y, con esa carita angelical y esos ojillos... me soltó ¿y por qué no te lo planchas aquí?  No dije nada, sólo salí del cuarto y acabé de plancharme el pelo sin protestar. Al cabo de unos días ella entró en mi cuarto y, sí, reconocí que la idea fue suya.
Hoy ha vuelto a dejarme bastante pasmá. No quería volver a casa conmigo por la tarde, se quería quedar con unos amiguitos de esos de verano que no veía desde hace un año, precisamente. Tenía tantas ganas de quedarse que tenía miedo de que no la dejase. Mientras iba implorando “por favor, por favor, déjame" su cabeza empezó a buscar argumentos para apoyar su súplica. Se ve que de pronto creyó encontrar la excusa perfecta: “tú te vas a casa y así pones tu música y cantas y bailas y esas cosas que haces" ¿?
Aún no estoy preparada para hacer ningún tipo de comentario pero sí, es cierto, eso hice durante un rato.