lunes, 31 de octubre de 2011

Un gatito resfriado


Parece que por fin el otoño está consiguiendo desplazar un poco al verano, aunque no demasiado. Que no por estar a punto de empezar noviembre ha dejado de hacer calor. Vale que ya no es lo que era en agosto, pero lo que nos ha pasao es que nos han caído cuatro gotas (literal, cuatro, que las he contao yo) y, entre las cuatro gotas y la fecha que marca el calendario,  nos hemos encasquetao la ropa de abrigo y así hemos acabao, con toa la ropa en las manos y una sudada del quince. Pero lo dicho, ya no es como en agosto (gracias al cielo, y nunca mejor dicho). Ya no vamos por la casa medio en bolas y sudando la gota gorda, hemos guardado ventiladores y similares y vamos dejando preparado y al alcance edredones, mantas y demás. Ya no vamos dejando abiertas todas las ventanas buscando la más leve corriente para poder tener un mínimo respiro. Ahora vamos evitando las corrientes y las ventanas no hacemos más que abrirlas y cerrarlas, según el momento del día. Y por eso mismo, porque ya vamos cerrando ventanas y evitando corrientes, nuestras casas comienzan a oler a eso, a casa. Que no es que huelan mal ni nada de eso, pero a nadie le apetece hacer una paella y estar oliendo a arroz tres días. Y lo de hacer sardinas a la plancha… eso lo dejamos reservado a los chiringuitos o bares de fritanga. Comienza la temporada alta de los ambientadores.
Aún no he aclarado si es que cada año sacan cosas nuevas o es que a mí, cada año, me da por probar ambientadores nuevos, o quizás sean las dos cosas. Total, que el otro día me dio por comprar un aparatito de esos que van soltando el spray cada x minutos o según el detector de movimiento. Esta mañana lo coloqué. ¡Qué gracioso! Él solito iba soltando el spray, qué mono. Iba yo marujeando por la casa, perdón. Repito. Iba yo por la vivienda realizando las tareas de mantenimiento propias del hogar, e iba notando el nuevo aroma que iba dejando el nuevo aparatito. En esto que, después de comer, decido regalarme una muy merecida siesta de pijama y orinal… Me voy a la cama, me pongo en la tele lo que me parece más aburrido y me dispongo a dormir. El susto fue tremendo. De pronto, cuando empezaba a llegar al momento babilla (ese en el que notas como se te va cayendo la babilla pero eres totalmente incapaz ni de tan siquiera secártelas) escucho como si un gatito estornudara. Aún estaba lo suficientemente consciente como para recordar que, no sólo estaba sola sino que, además, yo no tengo gato. Ni grande ni pequeño. Ya que vivo en un edificio de antigüedad moderada y calidad media (eso dicho desde el cariño, otros lo llamarían cuchitril) pensé que seguramente alguna vecina se habría resfriado. No le di más importancia y volví a lo mío, a mi siesta. Al cabo de un rato, casi que llegando al mismo momento donde estaba antes, otra vez el estornudo. La cosa ya estaba empezando a mosquearme bastante. Así no podía seguir. La duda me estaba atormentando. ¿Qué narices era eso? Me dediqué a dar vueltas por la casa buscando no se qué. Al cabo de unos diez minutos, más o menos, otra vez…Pero esta vez estaba alerta, tenía los cinco sentidos puestos en el ruidito del gato resfriado. Precisamente eso, los cinco sentidos.
Tocar, no había tocado nada porque gato no había y un estornudo… ¿cómo se va a tocar un estornudo? Ver, es cierto que ver, lo que se dice ver, tampoco había visto nada. Mis posibilidades de resolver el misterio se iban agotando, ya sólo me quedaban tres sentidos y uno, el gusto, no tenía ni idea de cómo podría servirme en la resolución del misterio de los estornudos. El oído había sido el desencadenante de semejante comida de tarro así que tenía que ayudarme a resolverlo. Ya sólo quedaba el olfato. ¡Qué curioso! Cada vez que oía el estornudo me venía un irreconocible aroma, muy agradable por cierto. De pronto todo cobró sentido.



Bueno, dudo mucho que alguien no lo haya pillao, pero pá los aguilillas… El estornudo del gatito resfriao no era más que el nuevo ambientador difusor echando el fu fu del momento.

lunes, 24 de octubre de 2011

Caca, culo, pedo, pis


¡Vaya tarde qu’he pasao! Menuda tarde de flatulencias que me ha hecho pasar Ojosnegros. Que s’ha tirao toda la tarde cuesco va, cuesco viene. Y el primero, como no podía ser menos, con toda la alevosía de la que es capaz un macaco de seis años, en el ascensor y justo al entrar, cuando te queda to’l camino hasta casa y, aunque no te estás viendo, apostarías riñón y medio a que tu piel está cogiendo cierto tono verduzco.  El resto de la tarde fue por el estilo. En la ducha, mientras hacíamos los deberes, durante la cena… Y va la tía, con to’l morro del mundo y me suelta que es el  puré de guisantes que le da gases, ¡Bah, venga! Que si hubiese comido pollo con patatas igual la culpa era de las patatas. Pues así me ha tenido toda la tarde. Y para coronar el día llega por fin mi bendito a casa y dice: - huele a pies ¿no?

Y lo gracioso del caso es que Ojosnegros es del género cursi. Vamos que la mismísima Barbie a su lado podría pasar por una auténtica paisana típica de la América profunda algo parecida a lo que hubiera podido ser la novia de Jason (creo que así se llamaba el asesino de la matanza de Texas)

¡Y que risas que pasamos! Y, reconozcámoslo, todos tenemos nuestro puntito cochino. Quien lea esto, que ya son ganas (y, por cierto, gracias) y tenga niños pequeños, puede hacer la prueba. No hay más que decirle a un crío “caca, culo, pedo, pis” y las risas están garantizadas.

Y así nos pasamos el resto de la tarde, diciendo “palabrotas” y partiéndonos de risa prometiendo, ambas dos, que no le contaríamos a nadie las cochinadas que estábamos diciendo…

Vale, si alguien se está preguntando el motivo de semejante tontería, muy fácil. Fue lo mejor que me pasó en un lunes de caca.


viernes, 7 de octubre de 2011

Con los malacatones y sin frugoneta


Andaba yo el otro día pachuchita, con el cuello fastidiado y cosas de esas. Tocaba hacer la compra así que, en pleno colocón de myolastán y naproxeno, me decidí a hacer la compra. Con lo malita que estaba no era cuestión de ir cogiendo peso y que, para una vez que tengo excusa para hacer la compra por Internet, que no era por pura pereza o perrería, no iba yo a callármelo.

Que no es tan fácil eso de hacer la compra con el ordenata. Primero te tienes que acordar de lo que tienes que comprar. Ya he aprendido a ir a hacer la compra con la lista pero claro, haciéndola por Internet no se me ocurrió hacerla antes. Luego tienes que escoger los productos sin verlos y teniendo en cuenta que media compra se hace porque ves la cosa que sea en el súper… pues que acordarse tiene lo suyo. Total, que fui a lo de siempre: agua, leche, pan, huevos, carne, pescado, fruta… Y en esas estaba yo, buscando a ver que fruta compraba. Me dio por comprar ciruelas, manzanas, peras y… MALACOTONES. Había una línea de melocotones a granel así que pensé (cosa poco usual en mi) pues voy a comprar unos seis melocotones y, evidente, en la casilla de cantidad puse un 6 (una, que es espabilá).

Al día siguiente, a la hora convenida, llegó la compra. Una se pone rápido a guardar las cosas congeladas, vaya a ser que los polos se derritan, y a guardar las cositas en la nevera. Teniendo en cuenta que esto ocurría a la sagrada hora de la siesta, después de guardar las cositas en la nevera, el resto decidí guardarlo algo más tarde… Cuando ya se hizo algo más tarde empecé a guardar las cosas en su sitio. En una de las idas y venidas me da por mirar el albarán. Algo llamó mi atención, noté que mi vena tacaña empezaba a inflarse de una manera poco normal. Esto es lo que leí:



Cantidad pedida/Cant.servida/         Producto                                        /Eur.

         6                       6               melocotón amarillo mini                      5,48



Volví a leer lo mismo unas trescientas veinticuatro veces. ¡¡Seis melocotones, 5,48€!! Empecé a pensar en qué había roto pero recordé que desde casa poco podía haber roto, y si lo hubiera hecho, lo roto sería mío. De reojo busqué seis arbolitos que sobresalieran de las bolsas (por ese precio, que menos que el melocotonero entero ¿no?) Decidí salir de dudas y buscar en la bolsa donde estaba la fruta los seis melocotones, pensaba que a lo mejor la piel era de oro o algo por el estilo (6 malacatones, casi mil pelas… la neurona se había quedado pillada en esa frase) Encontré una “cestita” de plástico con 6 melocotones y volví a pensar (a estas alturas, de tanto pensar, la neurona estaba empezando a echar humo) Me pareció raro que el resto de la fruta que compré a granel estaba en bolsitas de plástico y los melocotones en bandejitas. Seis malacatones, 5,48€, y sin frugoneta.

En esto que seguí sacando cosas y guardando cosas. Saco los tomates, saco las manzanas, saco la cestita con los seis melocotones de 5,48, saco los limones, saco otra cestita de seis melocotones, y otra, y otra más… así hasta seis cestitas con seis melocotones. Ya no podía seguir pensando lo de 6 malacatones, 5,48€.

Una vez comprendido el error, intenté mentalmente encontrar a quién o a qué culpar de semejante desastre.  Hice la compra por Internet, cuando lo hice estaba sola así que no podía culpar a nadie por distraerme. Tampoco estaba haciendo ninguna otra cosa como barrer o tender la ropa así que tampoco podía decir que es que siempre estoy haciendo catorce cosas a la vez. Al final encontré al culpable. Bueno, más bien a la culpable. La química, que con la tajá que llevaba del myolastán y el naproxeno no tenía yo la cabeza pa’ná…  ¿Qué no? Al menos ya puedo dormir tranquila sin sentirme culpable por meter la pata

Teniendo en cuenta que en mí casa quien más fruta come es Ojosnegros y el hámster de nombre indefinido, pues eso, que vamos a tener malacatones pa los restos, pa toa la eternidad, y hasta el infinito y más allá.

domingo, 2 de octubre de 2011

Agradeciimientos


Breve aclaración. Yo escribo por impulso. Vamos, que me pega el jamacuco, a la neurona le da el impulso y clic, clic, clic con el teclado. Los escritores se documentan y cosas de esas. Yo, como de escritora tengo lo mismo que de rubia, pues eso, a impulso puro y duro. Pero esta vez es diferente, Me he documentado y todo. Y, hecha la aclaración, p’allá que voy.

Tengo que dar mis más profundos agradecimientos a los responsables de la última campaña de publicidad de Levi’s, la de “Go Forth”, Pocos anuncios han llegado a proporcionarme tantas comidas de tarro y tantas risas. Sinceramente, muchas gracias.

El anuncio se las trae. Es un anuncio bonito, las imágenes son muy monas. Del tipo de muchos anuncios de coches, con imágenes bonitas, que te inspiran libertad y cosas de esas…  Lo que pasa que hasta que no has visto el anuncio unas cuantas veces no te fijas en las imágenes porque les ha dao el punto de poner la voz en off en versión original. Yo no se si esto le ocurre a todo el mundo pero yo, cuando veo imágenes con subtítulos no puedo evitarlo, me pongo a leer y, por muy bizca que sea, aún no he aprendido a mirar con un ojo a las letras y con otro a las imágenes. Total, que he tenido que ver el anuncio unos ochocientos millones de veces para intentar relacionar las imágenes con lo que leo (y aún no lo he conseguido). Me imagino que habrán decidido no doblarlo para darle un aire así como de más internacional o cualquier chorrada, vaya usted a saber. Pero lo realmente impactante del anuncio es, precisamente, lo que dice esa voz en off. No te están diciendo que los vaqueros te van a sentar como un guante, o que con la calidad que tienen puedes vestirlos para ir a la ópera o para irte a una “mani”, no, que va. Esto es lo que dice:

Tu vida es tu vida

No dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión

Mantente alerta

Hay salidas, hay una luz en algún lugar.

Puede que no sea mucha luz pero vence la oscuridad.

Mantente alerta

Los dioses te ofrecerán oportunidades.

Conócelas, tómalas

No puedes vencer la muerte pero puedes vencer a la muerte en vida, a veces.

Y cuanto más a menudo aprendas a hacerlo, más luz habrá.

Tu vida es tu vida-

Conócela mientras la tengas.

Tú eres maravilloso.

Los dioses esperan para deleitarse en ti.

Y ahora empiezo con el despiece. A ver, lo primero, “tu vida es tu vida”. Aparte de evidente, original no puede decirse que sea la frase. No me parece una gran frase, sólo una gran verdad que creo que todos tenemos asumida. Vale, que luego en plan romanticón vamos diciendo a nuestra pareja aquello de que “te entrego mi vida”, “tú eres mi vida”, “mi vida sin ti no es vida”, y lindeces por el estilo. Pero seamos sinceros, no son más que exabruptos románticos y, todo sea dicho, bastante cursis.

Seguimos, “no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión” ¿Cóooooomoooooo? No se, creo que pueden buscarse muchos adjetivos para “sumisión”. Tal vez dura, cruel… ya que hablan de golpear. ¿Pero húmeda? ¿La sumisión puede tener algún grado de humedad? ¿Existe la sumisión seca? Bueno, una frase incomprensible.

Siguiente, “mantente alerta”. Bah, no merece comentarios.

“Hay salidas, hay una luz en algún lugar” Yo, que me había quedao pillada con lo de la húmeda sumisión, con lo de la salida y la luz en algún lugar casi que me estaba imaginando corriendo en la oscuridad, como si fuera una película de miedo.

“Puede que no sea mucha luz pero vence la oscuridad”. Después de leer esto empecé a pensar que quizás era un anuncio de alguna compañía eléctrica pero, claro, todo lo anterior como que no pegaba para ser un anuncio de gesa o iberdrola,  y como luego repiten lo de “mantente alerta”, la opción de la eléctrica iba ganando puntos en mi cabeza.

Después la cosa empieza a desvariar, “Los dioses te ofrecerán oportunidades. Conócelas, tómalas” Aquí la neurona ya empezó a rebotarse. No estaba entendiendo nada. ¿Quién me iba a ofrecer qué? ¿Qué es lo que tenía que saber? ¿Qué es lo que tenía que coger?

Cuando ya estaba empezando a entrar en trance por el tono de las frases… “No puedes vencer la muerte pero puedes vencer a la muerte en vida, a veces”. Bah, venga. Claro que a veces se vence a la muerte en vida. Si no, p’os ya ves. Es como decir que si no es cara, es cruz. Vaya, que o vences a la muerte o se te acabó la vida. Evidente. Pero es que luego sigue “Y cuanto más a menudo aprendas a hacerlo, más luz habrá” ¿Quieren decir que cuántas más veces venza a la muerte más luz tendré? Ya empezaba a pensar que era una excusa pa’ subir la factura de la luz y que nos lo tomáramos con alegría por estar vivos.

Luego, casi sin tener tiempo para asimilar una posible subida de la luz, van y te sueltan “Tu vida es tu vida. Conócela mientras la tengas” ¡S’habrán herniao pensando semejante tontería!. Si no conoces tu vida mientras la tienes… jodido (con perdón)

Después viene el momento de regalarte el oído, “Tú eres maravilloso”. Eso gusta. Ya empezaba a ánsar que fuera lo que fuera el producto anunciado, merecerá la pena comprarlo, sólo porque soy maravillosa.

Por último, la frase más sublime del anuncio, es más, creo que es la frase más sublime que recuerde en un spot publicitario, “Los dioses esperan para deleitarse en ti”. ¡Y olé! Tan a gusto que s’han quedao. ¿Se puede pedir más? Ya no es sólo que te digan que los dioses están pendientes de ti, no. Es que encima ellos están esperando que te compres los vaqueros para deleitarse en ti.

A todo esto, el anuncio se va acabando y como ya no hablan, por tanto no hay subtítulos, por fin te puedes dedicar a ver los pocos segundos que quedan de imágenes. En ese momento, la primera vez que uno ve el anuncio, es cuando te das cuenta que, posiblemente gracias a los dioses que van a deleitarse contigo, no van a subirte el recibo de la luz pero, claro, si quieres ser maravilloso, más te vale salir pitando a comprarte unos Levi’s. Tal vez es que soy bastante simple, pero creo que hubiera preferido que dijeran que los vaqueros te quitan diez años y diez kilos… eso sí serían unos vaqueros increíbles.

Tened en cuenta que todo este rollo lo habréis podido leer en un par de minutos como mucho, pero a mi me ha costado horas y horas de barrigazos de la neurona. Pelín traumtizada me hallo en estos momentos, pero m’he partío de risa con el spot.